domingo, 9 de junio de 2019

Un dia para quitarse el sombrero

Mientras comía en el muy taurino restaurante Casa Salvador con Juan Salazar, dos elegantes señoras se acercaron a nuestra mesa y de manera muy educada se dirigieron a mi anfitrión diciéndole:

- Perdone que le interrumpa la comida, pero ¿ es usted el aficionado de Las Ventas que siempre se levanta y hace una cortés reverencia cuando algún torero brinda el toro al público?

Juan sorprendido contestó.

- Si, soy yo.

- Es un gesto que siempre nos ha llamado la atención y nos parece tan bonito y tan entrañable que venimos a agradecérselo en persona.

El sentimiento que esas dos señoras expresaban me hicieron emocionarme, pues la primera vez que ví una corrida de toros con Juan me explicó el origen del gesto de la misma manera que lo hizo con estas dos señoras.

- Mi padre lo hacía siempre que un torero brindaba al público pues estimaba que cuando el brindis  es personalizado el brindado agradece el gesto. Por tanto cuando es un brindis a todo el público también debe agradecerse tanto el brindis como la disposición del torero a jugarse la vida. Mi padre asistía a los toros siempre con sombrero y tras el brindis del torero se destocaba del mismo y hacía una leve inclinación del cuerpo en gesto de agradecimiento y respeto. Yo solo continuo lo que durante tantos años vi hacer a mi padre.

En ese momento creo que todos disimulamos la emoción y la conversación continuó en taurina comunión.


D. Juan Salazar García-Villamil destocándose en un brindis junto a su hijo Juan que aparece con gafas en la foto.

 
Tuve la suerte de conocer a D. Juan Salazar García-Villamil el día de la boda de su hijo Juan. Solo mantuve con él una brevísima conversación de saludo , pero suficiente para ver su clase, elegancia y señorío, que sin duda su hijo mantiene en todo momento guardando noble homenaje a la memoria de su padre.

Educado en el colegio de El Pilar podemos encontrar un dato muy curioso en el blog titulado "Recuerdos del Pilar", donde Juan Gascón habla del " Libro de Oro" donde se destacaban los alumnos con mejores calificaciones.

En el curso "Ingreso" y perteneciente a la promoción de 1924 aparece D. Juan Salazar García-Villamil. En el curso inferior denominado en aquella época " Elemental" (promoción 1925) aparece D. Livinio Stuyck Candela.

Nadie podría imaginar en aquellos años que tendrían un importantísimo nexo en común. O quizás si.

D. Juan siempre fue un grandísimo aficionado a los toros y pudo presenciar grandes corridas de toreros del siglo pasado en la antigua plaza de la Carretera de Aragón y por supuesto en Las Ventas.

D. Livinio Stuyck Candela fue el fundador de la Feria de San Isidro. Según cuenta P. Barrera en la página opiniónytoros.com, la temporada taurina de Madrid siempre comenzaba en marzo y terminaba en octubre. Había dos abonos: el de primavera y el de otoño. Durante la guerra estos abonos desaparecieron. Entre 1939 y 1946 se celebran corridas de abril a junio y novilladas en verano.

En 1946 D. José Alonso Orduña, gerente de la plaza de toros de Las Ventas se jubila. La sociedad "Nueva Plaza de Toros de Madrid" propone como Gerente  a Livinio Stuyck Candela, abogado y representante en el Consejo de Administración de un grupo de accionistas catalanes.

D. Livinio ( descendiente de la familia Vardergoten-Stuyck , tejedores flamencos que se encargaron por petición de Felipe V de la fabricación y restauración de tapices y alfombras, fundando la Real Fábrica de Tapices de Madrid) aceptó y en 1947 reunió todas las corridas que había en el mes de mayo alrededor de la festividad de San Isidro y restauró el abono que había sido suspendido en la guerra.

D. Juan Salazar fue uno de los primeros abonados de la plaza y todavía en el día de hoy, por recuerdo a su padre y por afición taurina sus hijos aún conservan el mismo y desde esa localidad su hijo Juan continua saludando a todos y cada uno de los toreros que brindan al público. Y también lo hace en todas las plazas a las que asiste. En la Maestranza le he visto hacer el gesto en múltiples ocasiones.


Busto en homenaje a D. Livinio Stuyck en uno de los patios interiores de Las Ventas
Justo por delante del busto de D. Livinio pasamos para poder asistir al reconocimiento veterinario de la corrida que tendría lugar dos días más tarde. Tras el busto de D Livino se encuentra la casa que fue de Antonio Chenel " Antoñete". Su cuñado Paco Parejo fue durante muchos años mayoral de Las Ventas y la casa esta junto a los corrales de la plaza.

El autor del blog delante de la casa que fue de Antoñete

A los corrales nos dirigimos para ver descargar la corrida que se lidiaría dos días después. Esa misma mañana ya se habían enchiquerado los toros de la corrida de la tarde. Tras el desprecinto de los cajones donde viene los toros se comprueba la documentación del ganado y los crotales.

Uno de los veterinarios de Las Ventas, Javier Fernández, nos explica con detalle como en este primer reconocimiento se tiene  en cuenta que el ganado se ajuste a las características de su encaste, se comprueban las defensas de los animales y que no tengan heridas por asta de toro. Luego , uno a uno, se comprueba la movilidad de las reses, la visión y la valoración morfológica.

Se cita a los toros desde los burladeros de los corrales y se comprueba si responden a los estímulos.



Los corrales de Las Ventas

Como comentaba al principio Juan me invitaba a comer en Casa Salvador. Un templo de la comida casera y un auténtico museo taurino.

Fundada por Salvador Blázquez en 1941, supo atraerse una clientela de gran nivel donde destacaban banqueros, toreros, empresarios y actores de la talla de Charlton Heston, Alain Delon y Ava Gardner, el productor americano Samuel Bronston y el escritor Ernest Hemingway.

En 1976, Pepe Blázquez, sobrino carnal de Salvador transformó el negocio en uno de los restaurantes de referencia de la cocina madrileña. Pero además es un museo taurino de primera categoría pues de sus paredes cuelgan cuadros y fotografías que son autenticas joyas.

Este año le han concedido la Orden del Mérito del 2 de mayo, máximo galardón que concede la Comunidad de Madrid.

En la actualidad esta regentado por la hija de Pepe Blázquez, Ángeles Blázquez Gil. Ella fue una de las señoras que se acercó a preguntar a Juan Salazar junto a Esperanza González. Como nos contó tras la comida ambas forman parte del jurado que concede premios a los mejores quites artísticos y de socorro de la Fería de San Isidro.

Ángeles nos contó los orígenes del restaurante. La pasión de sus antepasados por los toros que les llevaba a cerrar el restaurante para recorrer España siguiendo a sus ídolos, Joselito el Gallo y Juan Belmonte, de cuyas corridas grababan películas que luego exhibían en el local proyectándolas en una sábana. Los orígenes de la prestigiosa peña taurina "Los de José y Juan" se gestaron en este local. De hecho ella aún conserva los carnets de socios de sus familiares.

D. Juan Salazar vivía muy cerca del restaurante y era un asiduo al mismo. La conversación de despedida fue muy amena y se notaba como los recuerdos de ambos se iban transformando en sentimientos.

Junto a Ángeles Blázquez, propietaria de Casa Salvador


Tras la magnífica comida con su correspondiente sobremesa esperaba aún otro plato fuerte.

Don Máximo García Padrós, cirujano jefe de Las Ventas , nos iba a enseñar la enfermería. Un autentico privilegio.

Don Máximo comenzó a trabajar en las Ventas en la feria de 1966, año de la mítica faena de Antoñete al famoso toro blanco de Osborne. Formó parte del equipo de su padre D. Máximo García de la Torre, que a su vez había sucedido al Dr. Jiménez Guinea. Este último fue llamado para desplazarse a Linares tras la grave cogida de Manolete.

En Casa Salvador puede observarse una copia del manuscrito del parte facultativo de aquella famosa y trágica cornada.


Parte facultativo de la cornada de Manolete en Linares expuesto en Casa Salvador
Con los tres doctores tuvo mi abuelo, el Dr. Leal Castaño, una gran relación, pero en especial con D. Máximo García de la Torre. Ambos tuvieron como causa común compartir las experiencias clínicas y aunar pautas de tratamiento poniendo las bases de la Sociedad Española de Cirugía Taurina.

 D. Máximo García Padrós es una eminencia de la cirugía taurina. Lleva a sus espaldas 53 ferias de San Isidro de manera ininterrumpida y en ese tiempo solo ha faltado a ocho festejos. Uno de los festejos más significativos que ha vivido fue aquel del año 2014 en el que los tres diestros (Juan Mora, Nazare y Jimenez Fortes) resultaron cogidos y la corrida tuvo que ser suspendida.

En la actualidad ve la corrida en un televisor que tiene en su despacho para poder observar mejor las posibles cornadas y actuar en consecuencia, ya que en la plaza se pierden muchos detalles.

Nos enseñó la enfermería con todo detalle y nos contó que está ubicada junto al patio de caballos, sitio poco higiénico, porque en el diseño actual de la plaza se proyectó una enfermería de caballos, pero no una para las personas.


El autor del blog con el Dr. García Padrós y Juan Salazar en el despacho de la enfermeria

En la puerta de la enfermería


Como curiosidad la enfermería está conectada con la capilla de la Plaza. Resalta una imagen reducida del Señor del Gran Poder que tiene una curiosa historia, que D. Máximo nos relató.

Manuel Mejía Rapela,  mas conocido como el Papa Negro, tuvo seis hijos con su mujer doña Carmen Jiménez. Ni que decir tiene que hablamos de la dinastía de los Bienvenida.

El domicilio de los Bienvenida sufrió permanentes requisas de los milicianos durante la Guerra Civil y el Papa Negro decidió enterrar la estatua del Gran Poder para que no fuera profanada. Esa escultura la trajo su mujer de la finca sevillana "la Gloria de Pilares".

Una vez finalizada la Guerra recuperan esa imagen y años después la familia dona la imagen a la Plaza de las Ventas. A ella se encomiendan cada tarde los toreros antes de iniciar el paseíllo.

Detalle de la imagen del Gran Poder de la capilla de Las Ventas

 Tras la visita a la enfermería nos dirigimos a la localidad que tantos años ocupó D. Juan Salazar  García-Villamil.

Es un placer pasear con su hijo por los bajos de la Plaza, porque es saludado y requerido por un sinfín de aficionados que valoran sus conocimientos.

Con independencia de lo que pasase en el ruedo el día había sido ya para quitarse el sombrero y agradecer a mi anfitrión todo lo vivido.

En su día lo hice personalmente y hoy lo hago públicamente delante de todo el que haya tenido la paciencia de llegar a este punto de mi relato.

Hoy soy yo el que me destoco ante el brindis de detalles, conocimientos y vivencias acumuladas en este día.

Gracias.








9 comentarios:

  1. Bravo. Como siempre un relato muy entrenido y lleno de curiosidades. Enhorabuena

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  2. Enhorabuena Manolo. Gran recuerdo escrito para Juan y memoria de su padre. Me ha gustado mucho.

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  3. Estas historias son las que crean afición. Gran relato como siempre!!!

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  4. Como siempre Manuel, una crónica que baila entre el rigor histórico y los sentimientos. Formidable en tus palabras. Muchas gracias por compartir con nosotros.

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  5. Qué bueno. Estoy deseando que publiques el libro que estos artículos merecen.

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