Durante mi estancia veraniega en El Puerto de Santa María todos los días laborables enfilaba la carretera que une Rota con El Puerto para llevar a uno de mis hijos a la rehabilitación de una lesión que había sufrido en el hombro.
Y todos los días me llamaba la atención la puerta de una finca en la que se leía " RECREO DE MAZZANTINI".
Desde el primer día pensé que tenía que estar relacionada con el diestro Luis Mazzantini y comencé a indagar sobre la casa.
Luis Mazzantini en 1891, cautivado por los encantos de El Puerto de Santa María, mandó construir esta finca a la que originariamente llamó Villa Concepción, en honor a su mujer, seis años mayor que el y con la que se había casado en 1893.
Sin embargo, el traje de luces y la personalidad del diestro atrajeron la atención de las mujeres de todas las clases sociales. Mazzantini se quedó prendado de una bailaora gitana, Teresa Uceda.
Fruto de esa relación nació Teresita Mazzantini, famosa cantaora flamenca que desarrolló un estilo de solea muy poco difundida, que años más tarde serían cantadas con mucho éxito por la Niña de los Peines. Esa circunstancia también influyó para la construcción de la casa en El Puerto.
En el siglo XIX se promulga una curiosa normativa que obligaba a los gerentes y propietarios de las bodegas a residir en la localidad donde estuviesen ubicadas las mismas.
Esto hizo que muchos de los vinateros que vivían en Cádiz (Gordon, Domecq, Osborne...) trasladasen sus residencias a El Puerto o Jerez.
Como consecuencia de ello se mejoraron las residencias habituales o las segundas y terceras residencias en las que predominaron las casas-palacio y un estilo de mansiones que recuerdan las grandes casas inglesas con jardines y amplias zonas de césped.
En El Puerto estas residencias se conocieron como "recreos", y paralelas a la costa se extendieron hacía el oeste a lo largo de la actual carretera de Rota, exactamente en la zona donde hoy se alzan las urbanizaciones.
La idea de apartamiento social se concretaba en estos "recreos" que mitad explotaciones agrarias mitad lugares de esparcimiento concentraban la vida social más exclusiva de cada momento.
Eso sucedía en la primera mitad del siglo XX con el recreo de Mazzantini , donde se daban cita las élites políticas, culturales y sociales de todo el país.
También pasó en el recreo de "Los Pinos", de la familia Terry o en el de "La Casa Grande", propiedad de los Osborne.
Podría afirmarse que Mazzantini fue el primer promotor inmobiliario de El Puerto de Santa María, pues su recreo fue la primera construcción de la zona que luego se desarrollaría hasta convertirse en lo que es en la actualidad.
En torno a ese recreo de "La Casa Grande" surge a finales de los años 60 y principios de los 70 el primer club privado de El Puerto, el primer campo de golf y la primera urbanización de la zona. Vistahermosa. Se desarrolla también la zona entre los extranjeros en el exclusivo club "El Cangrejo Rojo".
El Recreo de Mazzantini perteneció luego a los señores García de Leániz, la condesa de Gavía, don Manuel Blázquez y doña María Ruiz-Tacle Lacave, esposa de don Juan Antonio Ollero de la Rosa, siendo aún propiedad de esta familia. Además de la vivienda tiene casi ocho hectáreas de terreno.
Cuando la Condesa de Gavia , hermana del Duque de Medinaceli, adquirió la fina no quiso hacerse cargo del contenido de carácter taurino, por lo que donó estos cuadros a su administrador Carlos del Cuvillo. Este a us vez tras regalar algunas de las piezas de la colección a distintas personas, entre otras un retrato del propio Mazzantini y una cabeza de toro disecada, decidió exhibir los cuadros procedentes de la finca en la llamada Sala de Degustación de las Bodegas Terry, sala que había sido decorada por el pintor portuense Juan José Botaro.
Años después, estando Fernando Gago en el departamento de Relaciones Públicas de la bodega, cuando las instalaciones fueron vendidas a un grupo inglés, tuvo la oportunidad de rescatarlas, ya que a los ingleses las obras de temática taurina no les interesaban en absoluto. Fernando Gago fue luego alcalde de El Puerto y a su fallecimiento su familia cedió estas obras, casi todas del pintor Luis Juliá y Carrere, al consistorio municipal .
Una mañana de sábado decidí entrar en la finca para poder conocerla y fue una amable señora llamada Mónica la que me atendió indicándome que ella no era la propietaria pero que en esos momentos había alguien de la familia de los propietarios que me podría atender.
Se trataba de Teresa Terry, que amablemente me dejo hacer unas fotos para poder publicarlas en este blog, tras consultar con sus familiares. Le agradezco públicamente su deferencia, que me permitió transportarme durante un tiempo a la apasionante época de Luis Mazzantini y a conocer mejor su curiosa vida.
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Detalle de la casa de Mazzantini en la actualidad
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El jardín de la casa con la vivienda al fondo
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El autor del blog delante de la casa
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Don Luis Mazzantini y Eguía nace en Elgoibar en 1856 y muere en Madrid en 1926. Es uno de los personajes más carismáticos de finales del siglo XIX.
Su padre, el italiano Giuseppe Mazzantini, se estableció en España para trabajar en el ferrocarril que uniría Bilbao y San Sebastián. Era un hombre atractivo , elegante y culto que se casó con Bonifacia Eguia Eguino, mujer guapa, señorial y dulce. Nacen de ese matrimonio Luis y Tomas. El primero sería torero y el segundo su fiel banderillero.
El oficio del padre los lleva a diversos puntos de España construyendo vías ferroviarias. Luego a Marsella y más tarde a Italia donde vivieron en Livorno, Napoles, Civitavechia, Foligno, Velletri, Frascatti y Roma. En la capital Luis estudia en Los Escolapios ante de venir a España.
El 27 de diciembre de 1870 el general Prim, que había derrocado a Isabel II, fue asesinado en la calle del Turco.
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Imagen del asesinato de Prim en la calle del Turco de Madrid
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El General Prim iba a recibir al día siguiente de su asesinato a Amadeo de Saboya que era el rey elegido por los sublevados para reinar en España.
El asesinato no cambió los planes y el día 28 de diciembre llega Amadeo de Saboya a Cartagena. El 2 de enero de 1871 Amadeo de Saboya llega a la estación de Atocha. Su primer acto oficial antes de jurar la Constitución en Las Cortes fue visitar la capilla ardiente de Prim en la Basílica de Atocha.
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El pueblo de Madrid recibe a Amadeo de Saboya en el Palacio Real. Entre el séquito viene Luis Mazzantini |
En el séquito de Amadeo de Saboya un muchacho español con apellido italiano. Luis Mazzantini.
De la Basílica a las Cortes y de las Cortes al Palacio Real.
El Inspector General de Servicios de las Reales Caballerizas de Amadeo de Saboya era David Marchino, amigo o personal de Giussepe Mazzantini que consigue que Luis Mazzantini fuera nombrado mozo de escuadra de primera clase para el cuidado de los caballos de tiro de su Majestad, con un sueldo anual de 912 pesetas y 50 céntimos. Al cambio unos 5,50 € al año.
El muchacho tenía 14 años y hablaba a la perfección español, francés e italiano.
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Nombramiento de Mazzantini como mozo de cuadras de Amadeo de Saboya
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Abdica Amadeo de Saboya el 11 de febrero de 1873. Mazzantini pierde su empleo pero se queda con las formas aprendidas en la vida de palacio.
En ese tiempo termina el Bachillerato y después hace oposiciones e ingresa en el Cuerpo de Telégrafos. Pasa luego a la Compañía de Ferrocarriles Extremeños donde presta sus servicios como factor y donde en poco tiempo es nombrado jefe de la estación de Santa Olalla.
El sueldo de jefe de estación era muy bajo y Mazzantini se veía atrapado en un rincón del mundo donde se sentía miserable cuando el soñaba con ser rico.
Solo ve dos salidas . Ser cantante o ser torero. Consigue una prueba para ser cantante pero en la prueba que le hizo el gran Antonino Vico le fallo la voz. Hizo sus pinitos en el mundo del teatro pero se decantó por probar suerte como torero.
Cuando hacía recuento de su vida pronuncia aquella sentencia en la que dice " En este país de los prosaicos garbanzos, para ser rico solo se puede ser cantante o torero, y yo no he sabido dar el do de pecho". No era un símil sino la pura realidad de su vida.
Atraído por el mundo del toro cada vez que puede se escapaba a las becerradas para aficionados que todos los lunes se celebraban en la placita que había en los Campos Elíseos de Madrid.
Eso le hizo incumplir con sus obligaciones laborales y fue amonestado por el director de la Compañía Nacional de Ferrocarriles que era ni más ni menos que D. José Echegaray, primer español en ganar el Premio Nobel de Literatura.
Según publica "La Verdad Taurina" el 3 de mayo de 1886 la contestación de Mazzantini a Echaegaray fue la siguiente:
"Puede V.E. dar desde este momento por presentada mi dimisión. Mis inclinaciones me llevan al redondel."
Recibió el apoyo de sus compañeros de profesión quienes organizaron una corrida benéfica en la placita de los Campos Elíseos y le invitaron a actuar como espada casi sin haber toreado nunca.
Los Campos Elíseos de Madrid habían sido inaugurados en 1864 y entre otras muchas atracciones tenían salón de conciertos y bailes, montaña rusa y plaza de toros. Estaban situados al principio de la calle de Alcalá y su confluencia con Velázquez. Su popularidad empezó a declinar con la apertura del Parque del Retiro, hasta entonces finca privada de la familia real. Comenzaron a desmantelarse en 1870 cuando se empieza a construir el barrio de Salamanca. Lo último en desaparecer fue la plaza de toros en 1881.
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Montaña rusa y plaza de toros de los Campos Elíseos de Madrid
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El propio Mazzantinni lo cuenta en la entrevista que le hace el Caballero Audaz y que este último publica en 1947 en El Libro de los Toreros.
"Si he de decirle la verdad yo no tuve nunca vocación. No sentí, sinceramente , hasta después de ser torero ya de cartel y haber escalado un puesto preferente en mi profesión. Puedo decirle que mi decisión de ser torero surgió en mi como una rebeldía, como una protesta contra la modestia, rayana en pobreza, y la vulgaridad de mi vida. Mi temperamento no se avenía a ver pasar los días en una existencia sedentaria, humilde , sin horizontes"
Fue un disparate hecho a la desesperada.
En aquella época mandaban en el toreo Frascuelo y Lagartijo. Los toreros vestían de corto en su vida diaria. Para ser matador de toros antes había que haber ejercido el oficio de banderillero a las ordenes de un matador consagrado.
Salvador Sánchez "Frascuelo" pasaba muchas tardes de invierno en el Café Imperial de la capital de España.
Por allí se acercaban curiosos para verlo . A la tertulias que se formaba llegó la noticia de que había un elegante joven que pretendía abrirse camino en el mundo de los toros sin haber ejercido el oficio a cargo de matador alguno, ni haber desempeñado el cargo de banderillero durante el periodo mínimo establecido. Lo tildaron de "el señorito loco".
En esa tertulia uno de los picadores de Frascuelo dijo que al parecer todas las tardes se apostaba en la entrada del café para ver al Maestro. Esto halagó a Frascuelo que dijo que cuando lo vieran lo mandaran llamar.
El día que lo llamaron apareció un joven que destacaba por su elegancia, alto, espigado, de piel blanquecina, patillas pronunciadas y finos ademanes.
Cuentan que la conversación fue la siguiente:
- Tome usted asiento a mi lado. Y dice usted que quiere ser matador ¿no?
- Si señor , quiero ser torero.
- ¿Y quien demonios es usted? Si usted no ha cogido jamas un capote
- Mi nombre es Luis Mazzantini, Dejé mi empleo y con el último sueldo vine a Madrid convencido de que usted me ayudaría.
Eso tocó el corazón de Frascuelo que desde ese momento se volcó con él.
- ¿Y dice que se llama Mozambique?
- Mazzantini
- Pues vaya nombre para un torero.
Desde ese día nació entre ambos una gran amistad. Frascuelo se lo llevo a la finca de Vicente Martínez y eligieron dos novillos que luego los mato Mazzantini en la plaza de Colmenar Viejo.
Cuenta Luis Nieto en La Lidia aquella hazaña
"Llegó el día de la fiesta. Llegó también el instante de la muerte del toro, anciano respetable elegido entre los más viejos con la sana idea de que reventase al señorito loco, y este apareció con estoque y muleta. Dio muy pocos pases y una vez cuadrado aquel torazo, lió el silbante el trapo, se enderezó majestuosamente , y con la perfección de un maestro consumado, clavó en el novillo el estoque hasta esconder la empuñadura. El animal cayó muerto instantáneamente, y comenzó una delirante ovación tributada a la serenidad, maestría y arrojo del principiante. "
Durante varios días en el Café Imperial no se habló de otra cosa que de la estocada de Mozambique.
Mazzantini comienza a ganar fama como becerrista y luego como novillero y su porte elegante y finas maneras llaman la atención a todo el que lo observa. Su gran cultura le hace distinguirse del resto del mundo taurino de la época.
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Mazzantini con uno de sus atuendos habituales
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Mazzantini con traje de chaqueta Príncipe de Gales
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Finalmente toma la alternativa en Sevilla el 13 de abril de 1884. Domingo de Resurrección. Como no podía ser de otra forma es Frascuelo su padrino. Mano a mano con toros de la ganadería de José Antonio Adalid.
La ganadería de D. José Antonio Adalid, procedía de los toros de Barbero y Vistahermosa en Utrera. Una parte de esa ganadería fue vendida a D. Fernando Villalón, que luego la vendió a Juan Belmonte. Otra parte fue al Conde la Maza y otra a la actual ganadería de Pedraza de Yaltes.
Asiste a la corrida Isabel II admiradora de ambos diestros. La corrida se celebró bajo un intenso aguacero . Mazzantini mato tres toros. "Costurero", "Zapatero" y "Azuceno".
Cosechó un gran éxito. Hasta tal punto que Frascuelo una vez acaba la corrida dijo " Ese joven viene pegando y el que no se apriete la faja se quebrará".
Ese mismo año , el 12 de octubre se encierra en Sevilla con seis toros de Miura, algo que solo habían hecho con anterioridad Bocanegra y Lagartijo y que luego solo harían siete diestros más en toda la historia de la tauromaquia. Mazzantini lo hizo con solo seis meses de alternativa.
Mazzantini fue un revolucionario del toreo. Su cuidada formación en colegios europeos y su estancia en palacio le dotaron de una personalidad atípica.
Capaz de relacionarse con intelectuales, políticos , aristócratas y gente del pueblo. Rompió con los tópicos del torero aficionado al flamenco, las tabernas y las juergas en torno al vino. Rompió con las normas de vestuario y se le solía ver vestido de frac o traje de sastrería.
Como dijo Cossío adelantándose a los gurús del marketing moderno
"Mazzantini aunque no creo escuela , en su tiempo fue el primero de los modernos métodos publicitarios basados en crear una imagen original ajena a la actividad del anunciado , y le ayudó mucho en su lanzamiento".
Su capacidad intelectual y su titulo de bachiller le hicieron merecedor del "Don" por delante de su nombre y era habitual verlo anunciado en los carteles como Don Luis Mazzantini.
Su popularidad le hizo participar en una de las primera películas taurinas que se filmaron en España. "Gran Corrida de Toros". Años después también participaría en una película francesa filmada en Nimes.
Mazzantini era elegante dentro y fuera de la plaza. De luces solía vestir de verde e impuso el verde botella entre los trajes de moda de las señoras, tanto que surgió la copla aquella de
Del verde de Mazzantini
tiene mi niña un sombrero...
La tauromauqia de Mazzantini destacó por tres cosas fundamentalmente. Quites, dirección de lidia y suerte suprema.
En los quites era un maestro. Las caídas de los picadores eran frecuentes y obligaban al matador a entrar al quite constantemente, lo que era muy apreciado por el publico.
Cuenta Don Hermógenes que los picadores estaban mucho más tranquilos cuando sabían que Mazzantini estaba al quite. . Se colocaba en el lugar que le correspondía y jamas quitaba la vista del toro hasta que pasaba el peligro.
Relata Sanchez de Neira en El Imparcial
"Don Luis no descuidó nunca ese importantísimo deber de todo matador , y con la sobriedad característica de su toreo, entraba a los quites de poder a poder, llevándose a los toros mas que empapados en los vuelos del capote, consentidos con su cuerpo, y aún , si el caso apuraba, luchando poco menos que a brazo partido con la fiera. Supo siempre colocarse en el sitio que le correspondía y por eso llegaba con oportunidad a todas partes".
La segunda gran aportación de Mazzantini fue la dirección de lidia. En el siglo XIX la lidia de un toro convertía el ruedo en una romería . En la suerte de varas los toreros se agolpaban en torno al caballo y al jinete para proteger a este. Una de las virtudes de Mazzantini fue su capacidad para imponer el orden.
Basaba su maestría en tres aspectos. El estudio de la técnica, el conocimiento de las reses y su carácter personal.
La personalidad de Mazzantini no variaba en el ruedo. Serio, arrogante y parsimonioso daba las instrucciones. Exigía obediencia a la cuadrilla hasta limites insospechados.
La tercera gran aportación de Mazzantini fue la suerte suprema. En el siglo XIX ser torero significaba ante todo ser matador. . Se mataba recibiendo o al volapié. Don Luis fue apodado El Rey del Volapié. El mismo lo definía así
¿Como lo hacia yo? Casi no lo se. Era una cosa de instinto, de seguridad. Me afirmaba sobre los pies, erguía el cuerpo, liaba, metía la muleta en la cabeza del toro y resbalando el pie izquierdo avanzaba yo a tiempo que obligaba a avanzar a mi enemigo. Indudablemente mi poder estaba en mi mano izquierda mas que en mis piernas. En realidad , yo no me he dado perfecta cuenta, a pesar de los 3.500 toros que he despachado, de esta pasmosa y extraordinaria facilidad que yo tenía para matar al volapié. La mitad del viaje lo hacía yo y la otra el bicho. Cuando el toro está cuadrado me armo en corto. Al mandar con la mano izquierda el que se desvía es el toro, que al descubrirse es cuando se le puede clavar el estoque".
Además fuera de la plaza fue el promotor de dos grandes hitos. La subida de honorarios de los toreros y la implantación del sorteo en el orden de lidia de los toros.
La fama de Mazzantini trascendió fronteras y llegó a torear en Francia, Portugal , Argelia, Uruguay, Cuba, México y Guatemala donde mató su última corrida.
Podríamos escribir mucho de cada uno de esos países pero nos centraremos en lo mas significativo.
Mazzantini en 1889 conoció en París al empresario español José Oller que había fundado en la capital las salas de fiestas más atractivas de finales del XIX, tales como Noveau Cirque, Moulin Rouge y Olimpya.
El torero le sugirió la construcción de una plaza de toros con motivo de la Exposición Universal de París.
Mazzantini actuó allí con Frascuelo y Lagartijo. A los corridas asistían los grandes artistas de la época entre ellos Caraan D,Ache y Toulouse- Lautrec.
Este último tomaba apuntes del espectáculo y retrataba a los toreros, regalándole después los dibujos. . Cuentan que un dia que retrato a Agujetas, banderillero de Mazzantini, y este le dijo que su madre se moriría de un ataque de nervios si lo viera así retratado.
En París había en aquella época dos plazas de toros. La plaza de la Exposición y la Plaza de la Rue Pergolese. La de la Exposición estaba en el campo de Marte al pie de la Torre Eiffel.
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Plaza de toros de París. La Exposición
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Plaza de Toros de los Bosques de Bolonia en París
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La de la Rue Pergolese se situaba en los llamados Bosques de Bolonia, y esta fue la que impulsó Mazzantini.
En los Bosques de Bolonía se ubica el mítico estadio de Roland Garros. La plaza de la Rue Pergolese, que fue derruida en 1892 estaba donde hoy se sitúa Roland Garros.
Años más tarde sobre esa pista se construyó la llamada Plaza de Toros, que fue donde debutó en ese torneo Rafa Nadal en el año 2005. Hoy esa pista tampoco existe, pues fue derrumbada en 2019
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Pista denominada "La Plaza de Toros " de Roland Garros
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Los éxitos cosechados en Francia llevan a Mazzantini a inaugurar el 27 de mayo de 1890 la plaza de Toros de Oran.
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Plaza de toros de Oran (Argelia)
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Especial mención merece el viaje a Cuba donde torea 16 corridas.
El 15 de noviembre de 1886 llegan al Puerto de La Habana. Los aficionados invadieron el puerto para recibir al torero de moda. La revista La Lidia recibe un telegrama de Isidoro "El Desahogao", antiguo mozo de espadas de Frascuelo, que formaba parte de la expedición.
Llegamos sin novedad a La Habana: Muelle atestado de gente. Diez mil cuatrocientos hombres, tres mil nueve mujeres, ochocientos negros y un mulato. Banderas y gallardetes sobre diez mil y pico, mas bien más que menos: Luis emocionado. Badila y Agugetas ovación. Matador hablará esta noche. Llevaré estoques de Luis. No cabo en mi. "
En La Habana cosecho éxitos de todo tipo. Taurinos y mundanos.
Coincide en La Habana con Sarah Bernhardt, una actriz parisina famosa por sus excentricidades. Aficionada a la pintura y escultura abrió un taller donde recibía a sus amigos vestida de hombre y había instalado un ataúd donde se acostaba a dormir con frecuencia.
La llegada de la actriz a La Habana despertó también gran expectación. Lo primero que se vio desembarcar del buque fue el ataúd que siempre la acompañaba. Luego comenzaron a bajar animales que convirtieron el puerto en un zoológico ambulante. Jaulas con exóticas aves, cocodrilos, gatos persas, leones y un simpático mono al que llamaba Darwin.
La actriz tenía tal fama que Oscar Wilde escribió para ella "Salomé", Victor Hugo la seleccionó para reestrenar "Ruy Blas" y Sigmund Freud tenía una foto de ella en su consulta privada.
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Sarah Berndhart durmiendo la siesta en un ataúd
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Sarah Berndhardt
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El encuentro de la actriz y el torero tuvo gran repercusión en la prensa francesa hasta tal punto que Le Figaro publica lo siguiente:
Sara Berndhart tiene entusiasmo o mejor dicho delirio por los toros, hasta el punto de que no contenta con enterarse de todas las minuciosidades tauromáquicas que Mazzantini pudo explicarle obligó a este a que organizará una corrida de toros a puerta cerrada. Mazzantini que como es sabido habla correctamente el francés accedió al ruego, y le organizó la corrida, encerrando para ella cuatro toros de tres años, llegando al acuerdo que a la corrida solo asistirían los actores franceses de la compañía y los toreros de Mazzantini. Al salir el primer bicho mando la actriz abrir una de las puertas de su barrera y comenzó a pasearse con gran serenidad por el redondel. Mazzantini iba a su lado constantemente para llevarse al toro en caso de necesidad. Cuando el toro recibió el primer par de banderillas , salió huyendo en dirección de la notable actriz, perdiendo esta de tal suerte la serenidad, que se vio obligada a hacer un movimiento bastante violento para tomar el olivo. El susto fue grande , tan grande que al susto sucedió un ataque de nervios, pero al salir el segundo recobró su valor primitivo, y no contenta con volver al redondel, instó a su hijo y a otro actor de la compañía , para que se decidieran a poner un par de banderillas.
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Plaza de toros de La Habana
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Mazzantini se hospedaba en el hotel Inglaterra y la actriz en el Hotel Petit. Cuenta la prensa cubana que se veían en el Gran Hotel Trotcha para sus tórridas aventuras amorosas.
En Cuba fue grande la huella que dejo Mazzantini. y han quedado para la historia y el uso común del pueblo dos expresiones. "Es mas guapo que Mazzantini el torero" y otra para cuando hay que emprender una acción harto complicada que se dice "eso no lo hace ni Mazzantini el torero".
En 1905, Mazzantini acompañado de su esposa, hace un viaje a México para torear una serie de corridas. Estando en México viaja a Guatemala para cumplir el contrato que tenía de torear allí cinco corridas.
Para evitar el viaje a su mujer está se queda en México. Cuando parte para Guatemala no imaginó Mazzantini que nunca volvería a ver viva a su esposa.
Su mujer murió de forma repentina cuando Mazzantini acaba de terminar su última corrida en Guatemala. No le dio tiempo a volver para verla con vida.
Decide retirarse y como homenaje a ella su hermano Tomas le corta la coleta delante del cuerpo sin vida de su mujer-
El periodista Kasabal relata en "El Heraldo de Madrid" este momento:
"Tenían grandes deseos de que se retirase de su arriesgada profesión. - Cuando te cortes la coleta- le había dicho ella- la engarzaré en oro, me haré con ella una pulsera y la llevaré mientras viva como recuerdo de mis anhelos y como símbolo de mi ventura.
Y cuando al volver de una expedición , el atrevido matador de toros se encontró el cadáver de la que tanto adoraba, después de prodigarle el tributo de sus lágrimas y besos, recordó estas palabras, y allí mismo quiso que la muerta tuviese lo que había anhelado en vida. Y con la trenza, que le cortó su hermano, el mismo formó la pulsera, que rodeo la muñeca helada, y que ya nunca se separará de ella."
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Mazzantini y su mujer
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Mazzantini toreo su última corrida en Guatemala en 1905. En 1908 regaló el traje y el estoque de esa última corrida. . Así lo contaba el propio Mazzantini en una entrevista.
Titta Ruffo me dijo un día que vestía la ópera Carmen con un traje de toreador que le habían hecho en San Petesburgo. - Pues estaría bonito- le contesté. ¿Si tu siguieras toreando me regalarías uno de tus trajes? Yo te regalaré el traje que vestí el día de mi retirada. Se lo llevamos al sastre de los toreros, que lo dejo bajo mi dirección, a la moda del año 1823 y hoy Titta Ruffo viste magistralmente el personaje por esos mundos.
- ¿Y el estoque? ¿Quien lo tiene?
- El ex rey don Manuel de Braganza. Iba a mandárselo a su padre el rey don Carlos- después de tener su aceptación , manifestada al conde de San Luis- cuando se recibió en Madrid el primer telegrama de la tragedia de Terreiro do Paço, que anunciaba el asesinato de Carlos I de Portugal y su hijo Luis".
Las paradojas del destino hicieron que la última corrida de Mazzantini en España fuera en la plaza de Santa Olalla, el pueblo que abandonó para dejar de ser jefe de estación.
Mazzantini dejo los ruedos, pero no se desligó definitivamente del mundo del toro. Fue empresario de la plaza de Madrid y regentó las plazas francesas de Burdeos y Roubaix. En esta última organizó una pelea entre el toro español Venaito y el león argelino Goliath, llenando la plaza hasta la bandera y obteniendo gran beneficio económico. Venció el toro la cruenta lucha.
Hace unos días el gran aficionado Eduardo Sarrión me hacía llegar una historia de la ganadería que en 1884 compraron a Murube los hermanos Eduardo y Luis Ybarra González.
En una carta que Mazzantini dirige a D. Eduardo le explica el motivo por el que se hace cargo de la plaza de Madrid.
"El Sr. Méndez de la Vega había hecho cesión absoluta del arrendamiento de la plaza de Madrid a favor de su íntimo amigo Manuel Romero, que tiene que solicitar a diestros y ganaderos sacrificios sin los cuales el negocio tendrá el desdichado fin que ha alcanzado en manos de su antecesor. Saliendo a un impulso de mi conciencia y por un arranque pronto de mis sentimientos he querido ayudar sacando de su angustiosa situación al pobre D. Rafael y aquí me tiene Vd. metido en el negocio, sin que esta confesión mía tenga más efecto que el de garantizar las gestiones de compra de toros que en esa haga el Sr. Romero. Fio de la amistad de Vd. y en su buen juicio para que modere su precio para nosotros."
La familia Ybarra accede a esa reducción de precios y en posterior correspondencia Mazzantini les confiesa las tremendas pérdidas que le supone hacerse cargo de la plaza de Madrid.
También compró Mazzantini una ganadería de toros bravos que obtuvo algunos éxitos en diversas plazas, pero que le supuso también un grave perjuicio económico. En el mundo del toro tocó todos los palos. Diestro, ganadero y empresario.
En su polifacético quehacer funda la revista "Adelante" dedicada al mundo de los ferrocarriles por el que seguía sintiendo una profunda afición. Comienza a escribir sus memorias y las lee a Natalio Rivas y Juan Belmonte en 1913.
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Mazzantini leyendo sus memorias a Natalio Rivas y Juan Belmonte. Foto publicada por Blanco y Negro en 1913
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En 1906 es llamado por Eduardo Dato para desarrollar temas políticos y es elegido concejal del distrito de Chamberi en el Ayuntamiento de Madrid.
Ocupa cargos en la Diputación de Madrid. Es nombrado Gobernador Civil de Guadalajara y posteriormente de Ávila desempeñando en ambos cargos una gran labor.
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Mazzantini al tomar posesión como Gobernador Civil
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En 1919 regresa al Puerto de Santa María porque su hermano Tomás, su banderillero de confianza, fallece en el Recreo de Mazzantini donde se había instalado. Es recibido en El Puerto con muchísimo cariño y toda la población se vuelca en el entierro de su hermano
El final de su vida queda marcado por una grave arterioesclerósis y las difíciles condiciones económicas en las que tiene que vivir.
En 1926 fallece de un paro cardiáco y es enterrado en la Sacramental de San Lorenzo en Madrid.
Mazzantini ha sido sin duda uno de los diestros mas carismáticos de la historia de la tauromaquia. Revolucionario en sus maneras consiguió que la gente hablara de un muchacho de apellido italiano, culto y arrogante, que pretendía ser torero para vivir bien y morir mejor. Vivió bien, pero murió casi en la indigencia.
En el camino de salida de El Recreo de Mazzantini me venían a la mente sus propias palabras:
"Me llamaban el señorito loco porque creían una locura que un muchacho que no pertenecía a las más humildes capas sociales, que había estudiado, que no se había curtido al sol de los caminos y dehesas, en el dramático calvario del hambre y del dolor, se dedicará al toreo.."
Como escribió Maximiliano Clavo, el revistero taurino que firmaba como "Corinto y Oro", "un Mazzantini se da cada siglo".
Magnífica crónica Manolo. Mil gracias por tus ilustradas enseñanzas taurinas. Enhorabuena por tu buen hacer. Un abrazo.
ResponderEliminarD. Manuel me agustado mucho muchas Gracias
ResponderEliminarMaravillosa descripción de Mazzantini. Me ha cautivado su historia pero gracias a como lo has contado querido Manolo.
ResponderEliminarComo te los has currado Manolo!!!
ENHORABUENA y sigue deleitándonos con más historias como esta.
Un fuerte abrazo. Abel
Maravillosa descripción de Mazzantini. Me ha cautivado su historia pero gracias a como lo has contado querido Manolo.
ResponderEliminarComo te los has currado Manolo!!!
ENHORABUENA y sigue deleitándonos con más historias como esta.
Un fuerte abrazo. Abel
Qué interesante. Es una maravilla leer tus crónicas y artículos. Cuántas anécdotas curiosas... Lo de las dos plazas de toros en París, asombroso. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias Manolo, muy interesante y curiosa,
ResponderEliminarUn abrazo
Manolo, una crónica extraordinaria, como siempre. Una lección de historia, y no solo taurina, explicada de forma amena, agradable y emotiva. Es un placer su lectura. Muchas gracias! Angel Serrano.
ResponderEliminarMe ha encantado leer esta historia tan interesante y diferente muchas gracias Manolo.
ResponderEliminarUna historia de la tauromaquia que combina un personaje y una época, escrita con especial gracia.
ResponderEliminarMagnífico trabajo, muchas gracias
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