“Juan, esto hay que acabarlo, hay que dejar de torear en
Madrid una temporada”. Esas palabras de
Joselito a Juan Belmonte en el callejón de la antigua Plaza de la Carretera de
Aragón de Madrid fueron pronunciadas el 15 de mayo de 1920.
Ese día de San Isidro toreaban en Madrid Joselito El Gallo,
Juan Belmonte e Ignacio Sánchez Mejías.
Anuncio de la corrida en "El Heraldo Español" |
Estaba prevista una corrida de Albaserrada, pero los
veterinarios y la autoridad desecharon la corrida por cornicorta y los toros
fueron sustituidos por seis de Carmen de Federico, sangre de antiguos Muruves.
Esta sustitución provocó impertinentes comentarios entre los
espectadores y se habló de vergüenza, de miedo y de dinero.
La murmuración le sentó mal a Joselito que incluso se llegó
a ofrecer para matar el día 17 y en
solitario la corrida de Albaserrada que se había rechazado.
Ya en el paseíllo el público le dio una sonora bronca a los
tres diestros.
Los toros de Carmen de Federico fueron malos. Hubo que
reemplazar a tres de ellos, enfermos de glosopeda, la fiebre aftosa del ganado.
Salieron uno de Medina Garvey y dos de
Salas.
La corrida fue un desastre. Los toreros estuvieron fatal y
el público se ensañó con José, al que
últimamente tenían enfilado.
Ese día José iba de celeste y oro. Al primero lo lidió bien
y lo despacho pronto. Pero el público seguía gritándole. De los tendidos
cayeron al ruedo todo tipo de objetos, incluidas botellas de cristal.
Joselito entrando a matar el primer toro de su última corrida en Madrid |
El cuarto era de Salas. “Cacharrero” de nombre y berrendo en
negro. Jose le hizo una faena de maestro porque el morlaco era peligroso. Pero
el público seguía encolerizado con el torero. Comenzó a censurar con la risa, con el aplauso sin venir a
cuento, con el fingido entusiasmo y con hirientes comentarios. Desde el tendido 2 una mujer lo llamó cobarde.
Del 10 una voz anónima con sonido siniestro, gritó “¡Ojala mañana en Talavera
te maté un toro!”. Al mismo tiempo, una almohadilla se estrellaba en su cara.
Aspecto de la plaza en el último toro matado por Joselito en Madrid |
Lidia del último toro de Joselito en Madrid. Se ve a Joselito esperando a que doble el toro. |
Antes del arrastre de Cacharrero. El mulillero medita pensativo sobre el toro muerto |
José palideció. Aquella maldición conmovió su alma.
Arrojó la muleta al suelo, se apoyó en
la barrera y apoyó la cabeza en la mano. Quizás lloraba de rabia.
Gallito apoyado en la barrera de la Plaza de Madrid con la muleta en el suelo |
En ese momento es cuando le dice a Juan Belmonte aquellas
palabras con las que se inicia el texto.
Incluso en el sexto José hace un magnifico quite por
delantales en la puerta de chiqueros y en vez de una ovación del sol salió una voz que decía
¿Diez mil pesetas por un quite? ¡¡Ladrón!!
Salida del magnifico quite al sexto toro en Madrid |
Juan Belmonte años más tarde le contaba esa tarde a Chaves
Nogales
“Aquella tarde el público estaba furioso contra nosotros.
Los toros eran chicos y los aficionados protestaban violentamente cuando aún no
había empezado la lidia. Llegaba entonces a su apogeo aquella irritación de la
gente contra Joselito y contra mí. Toreábamos muchas corridas, nunca nos pasaba
nada, cobrábamos bastante dinero y el espectador llegó a tener la impresión de
que le estábamos estafando, de que habíamos eliminado el riesgo de la lidia y
nos enriquecíamos impunemente”.
Gregorio Corrochano, crítico taurino de ABC publica al día
siguiente una crónica que titula “Habéis estao fatales”.
Gallito se retiró a su casa de la calle Arrieta y salió a cenar. Dicen que con Sánchez Mejía
y con el propio Corrochano.
Cenaron en el “Restaurante Bilbaíno de Madrid”. Después se
marcharon a su domicilio y estuvieron hablando de toros y de los sucesos de aquella noche hasta bien
entrada la noche.
Al día siguiente, 16 de mayo, se levantó muy temprano. Sobre las siete.
Mientras se vestía pudo oír a los niños que repartían la
prensa diciendo :
“La Tribuna, compre la Tribuna con el fracaso de Joselito”.
Especial de "La Lidia " dedicado a Joselito |
Desayunó una tacita de manzanilla.
A las ocho de la mañana ya estaba en la Estación de
Delicias, para tomar el tren que lo llevaría a Talavera. En el camino aún hubo
desalmados que lo increparon.
Viajó junto con su hermano Fernando, los miembros de su
cuadrilla, su amigo Darío López, Leandro Villar, empresario de Talavera, el
apoderado de Sanchez Mejías y Gregorio Corrochano.
En el viaje habló Joselito de la corrida de Albaserrada.
Quería lidiarla el día 17.
-
¿Pero cómo se va a lidiar el 17 una corrida que
no se pudo lidiar el 15? Le preguntaron.
-
Pues porque me han dicho que no se lidia por mí,
porque los toros son grandes, y se la he pedido a la empresa para que vea el
público dos cosas: que por mí no dejo de lidiarse, y que los toros no son
grandes.
-
Los toros eran cortos de pitones, le dijo uno de
los acompañantes.
A lo que Joselito respondió
-
Se desechan los toros cornicortos, esos que se
llaman de poco respeto en la cabeza, porque cree la gente que no son
peligrosos, que no pueden dar una cornada; y es lo contrario: esos toros
cornicortos son más certeros y rara vez enganchan sin herir.
Poco imaginaba José que un toro cornicorto había de matarle
horas más tarde en una corrida que inicialmente no iba a torear pues tenía la fecha
comprometida para torear en Madrid.
La corrida de Talavera se organizó de la siguiente manera. Venancio
Ortega, el hijo mayor de la ganadera, la Viuda de Ortega, Doña Josefa Corrochano,
arrendó la plaza para lidiar una corrida con sus toros y fue a Madrid para
contratar a Sánchez Mejías. Contratado esté y como la plaza era pequeña se
pensó en dos toreros de poco precio. Gregorio Corrochano, sobrino de la ganadera
y primo hermano de Venancio Ortega, les recomienda a Larita, como torero barato y
al mismo tiempo valiente y de ameno y variado repertorio.
Sanchez Mejías le recomendó al empresario a Paco Madrid, y
así quedo pensada la corrida, sin que a nadie se le ocurriera pensar en
Joselito para aquella corrida., que al fin y al cabo era una corrida de pueblo.
Fue el empresario, Venancio Ortega al café Regina para tratar la venta de unos
becerros para Ciudad Real, y allí encontró a Don Leandro Villar quien le dijo:
-
¿Por qué no lleva usted a Rafael El Gallo, que
daría más cartel a la corrida y lleva buena temporada?
-
Porque aquella plaza no da para tanto.
-
¿Me cede usted el negocio y me comprometo a
llevar a Rafael?
-
Encantado, cuente usted con la plaza. Yo soy
Empresa a la fuerza por lidiar mis toros, que es lo único que tengo interés.
El trato quedó hecho. Ignacio Sánchez Mejías y Rafael El
Gallo con toros de la viuda de Ortega.
Don Leandro Villar, íntimo amigo de Joselito, le comunica
sus planes a éste:
-
¿Y porque Rafael y no yo?
-
Porque tú eres muy caro para Talavera.
-
Yo soy el torero más barato – dijo Gallito-
porque soy el que da más público.
Y así quedó cerrada la corrida .
Cartel de la corrida de Talavera |
Cartel de la corrida de Talavera |
Continuaba el viaje en el tren en medio de estas
conversaciones y al llegar a Torrijos se apearon para comer algo y tuvo un
incidente con un camarero al que José de
una brazada lo tiró contra un velador. José pagó allí mismo los desperfectos
causados. 40 pesetas.
Una copla popular refleja ese incidente.
“Cuando iba “pa” Talavera
el famoso y gran torero,
en la estación de Torrijos
riñó con un camarero.
Le puso de más dinero
que la cuenta presentaba:
Y como más le insultaba,
Le pego una bofetada
Joselito a él”.
A las 12 llega el tren a Talavera de la Reina donde se
celebraban las fiestas locales. Ya en 1290 Sancho IV otorga a la villa, cuando
todavía era Talavera a secas, el
privilegio de la organización de dos ferias agrícolas al año, unas por San
isidro en mayo y otras por San Mateo en septiembre.
El añadido al nombre de la ciudad se remonta al 24 de junio
de 1328, fecha en la que el rey Alfonso XI de Castilla a los diecisiete años de
edad contrajo matrimonio con su prima de quince, Maria de Portugal y le regaló
entre otras cosas esta ciudad. Posteriormente la reina Maria ordenó encarcelar
a la amante del rey, Leonor de Guzmán en el alcázar de Talavera donde murió
ejecutada en 1351. Leonor de Guzmán fue la madre del primer monarca de la Casa
de Trastámara, Enrique II de Castilla. Este último cedió la ciudad al arzobispo
de Toledo el 25 de junio de 1369.
Durante la Segunda República la denominación de la villa se
cambió y pasó a denominarse Talavera del Tajo.
La fiesta de los toros fueron tan importantes en Talavera
que se crearon los cargos de canónigo torero y regidor torero para festejar los
preparativos de los festejos taurinos. De hecho la plaza estaba pegada a la
Ermita de la Virgen del Prado, patrona del pueblo.
La nueva plaza es construida sobre una antigua y es
inaugurada en 1890 por el padre de Joselito, Fernando El Gallo, que toreó ese
día con Antonio Arana (Jarana)
Cartel de la inauguración de la Plaza de Talavera |
El tiempo no era bueno al llegar a Talavera. Pero a pesar
del tiempo y de los incidentes José iba contento. En la estación lo recogen en
una “manuela”. Joselito desde allí lanzaba gritos de ¡ Vivan los novios!
Sánchez Mejías avergonzado lo mandaba callar.
Joselito estaba alegre porque iba a torear en la plaza que
inauguro su padre.
Plaza de Toros de Talavera con la ermita de la Virgen del Prado al fondo |
Pero no paraba de llover. El empresario, D. Leandro Villar
estaba preocupado y Joselito le dijo
-
No se apure D. Leandro que para suspender esta
corrida tiene que caer el diluvio. Desde que me he enterado que esta plaza la
inauguro mi padre soy capaz de pagar lo que pidan por torear en ella.
José se durmió una siesta. A las tres en punto lo llamo Paco
Botas su mozo de espadas. Se despertó
cantando las coplas de El Espartero, aquel torero de la Alfalfa que pronunció la famosa frase de “ más cornás
da el hambre” y que murió en la Plaza de Madrid por la cornada que el toro de
Miura de nombre “Perdigon” le infligió cuando entraba a matar.
El cuarto del Hotel Europa donde se alojó Joselito |
El padre de Joselito fue el padrino en la confirmación de
alternativa de El Espartero. A su muerte en Sevilla tuvo un entierro
multitudinario y su cuerpo fue llevado hasta el cementerio con un tiro de
caballos negros como luego pasaría con Joselito. Blasco Ibañez recoge su vida
en la novela “Sangre y arena”.
En su tumba cercana a la de Joselito se representa la muerte
con una columna rota por la mitad.
Tumba de El Espartero en el cementerio de Sevilla |
Las coplas del Espartero que Joselito cantaban eran estas:
El toro era un criminal
de las dehesas de Miura
que al taurómaca valiente
lo llevo a la sepultura.
Adiós ya me voy…
Cuatro caballos jalaban
la carroza del torero.
Los sevillanos lloraban,
la muerte del Espartero.
La enfermedad de toro "Espartero" cambió el encaste de la ganadería de Ortega. Joselito cantó las coplas del Espartero antes de ir a la plaza que había inaugurado su padre, que a su vez había confirmado la alternativa a "El Espartero". La fuerza del sino que cantase el Duque de Rivas en Gelves.
Sobre una silla le esperaba el vestido de torear. Grana y
oro. En otra el capote de paseo. Negro con flores rojas. Sangre y luto.
Gallito vestido de torear se fue para la plaza cantando de
nuevo las coplas de El Espartero.
Famosas fueron las quintillas que D. Pedro Muñoz Seca
escribió:
¡ Talavera, Talavera,
qué triste suerte tu suerte!
En tu plaza bullanguera de una cornada certera
halló Gallito la muerte.
¡Gallito!... ¡El mejor torero!
¡El más artista!¡El primero!
El que aquel día nefando
llegó a la plaza cantando
Las coplas de El Espartero!
El sol había salido. La plaza estaba llena. Poco antes de hacer el paseíllo ya en el patio de cuadrillas a Blanquet , el hombre de confianza de Joselito , le vino un fuerte olor a cera que interpretó como una mala premonición. Tanto es así que le dijo a Joselito que no torease porque estaba oliendo algo malo. Tras la muerte de Joselito Blanquet fue de subalterno con Granero y el día que Granero muere sucede algo similar antes de hacer el paseíllo. Blanquet decide dejar los toros pero Ignacio Sánchez Mejías lo convence para que vaya en su cuadrilla. El primero le hace prometer que si alguna vez le viene ese fuerte olor a cera ese día no se toreara. Ignacio se lo promete. Un día toreando en Sevilla, estando Blanquet en el callejón le vino ese fuerte olor a cera. Blanquet, que había vivido la muerte de Joselito y Granero, interrumpe la corrida y se llega a montar un altercado en el callejón entre los propios compañeros y la autoridad. La corrida termina e Ignacio sale de la plaza por su propio pie. En el tren de vuelta a Valencia, de donde era el subalterno, Blanquet fallece de un infarto. Esta vez había olido su propia muerte.
Entrada de la corrida de Talavera |
A las cuatro y media en punto comenzó la corrida. Con José
iban de picadores “ Camero”, “Carriles” y “Farnesio”. De banderilleros
Blanquet, Cantimplas y El Cuco. Y de puntillero su hermano Fernando.
El paseíllo en Talavera el 16 de mayo de 1920 |
Los toros eran de la
viuda de Ortega. Ganadería de Talavera. Un ganadero modesto, muy escrupuloso
que tenía una ganadería corta por lujo. Una ganadería de casta, pues era un
cruce de vacas de Veragua y un semental de Santa Coloma, un toro llamado
Canastillo, de pura sangre Ibarra que era el padre de todos los lidiados esa
tarde.
La madre del que mató a Joselito se llamaba
Bailaora La ganadería fue fundada por la Viuda de Ortega, Doña Josefa
Corrochano. Para formarla su hijo Venancio adquirió en 1909 vacas del Duque de
Veragua. Adquirió un toro de nombre “Espartero” al ganadero salmantino D.
Amador García. Pero ese toro se enfermó
de hormigón, enfermedad hereditaria que degenera los pitones, por lo que sacrificó
a todos sus descendientes.
Renueva la sangre y adquiere un semental del
Conde de Santa Coloma de nombre “Canastillo”. En 1915 nacen las primeras crías
de este cruce Veragua – Santa Coloma.
Todos los toros lidiados
en Talavera eran cinqueños. Toros finos,
largos de cuerpo , de pequeña cabeza y recogido de defensas, en los que
predominaba la capa negra.
la vaca "Bailaora", madre de "Bailaor" |
El semental "Canastillo", padre de Bailaor |
La divisa de la ganadería
era azul y blanca. Azul y blanca como fue la bandera de Gelves hasta 2007. Como la bandera de
Talavera. Blanco y azul. Pureza del nacimiento y azul de la puerta de la
Gloria.
Don Leandro Villar fue a
ver la corrida que se había apartado días antes al Prado del Arca, donde
pastaba la ganadería.
El Sr. Ortega fue señalando los toros que
tenía designados para esa corrida. De todos ellos solo uno fue rechazado por el
Sr. Villar. Carpintero se llamaba y
desentonaba un poco de sus hermanos. Bailaor si estaba designado para la
corrida, siendo por tanto incierto lo que se ha contado alguna vez que el toro
entró en sustitución de otro.
Traslado de la corrida de la Viuda de Ortega a la plaza de Talavera |
Lo que ocurrió es que el
toro que más le gustó a Villar fue un jabonero, de preciosa lámina y de nombre
Golondrino, que Villar ordenó que se soltara en quinto lugar para Joselito. En
aquel tiempo no había sorteo y se solía soltar el mejor toro en quinto lugar.
De ahí procede el dicho de no hay quinto malo.
Sin embargo la víspera de
la corrida Golondrino se rompió un pitón y tuvo que ser sustituido por
Carpintero que se lidió en sexto lugar, siendo el quinto entonces Bailaor.
En el primero José brindó al Presidente, realizando el que sería el
último brindis de su vida.
“Brindo por el Presidente, por su distinguido acompañamiento
y por el pueblo de Talavera, donde tenías muchas ganas de torear, porque esta
plaza la inauguró mi padre, por cuya memoria brindo también la muerte de este
toro”.
Ni en el primero ni en el tercero pudo hacer gran cosa.
Una de las pocas fotos de Joselito toreando en Talavera |
Joselito en Talavera |
Y salío el quinto de la tarde. “Bailaor”. Negro azabache,
chico, cornicorto y marcado con el número 7. Pesó en canal 240 kilos y en bruto
460 kilos. En la lidia fue el menos bravo y el más certero como buen
cornicorto.
En cuanto José lo vio torció la cara. No le gustó. A su
hermano Fernando le dijo. “Ala pa dentro, Fernando que este toro no es pa ti”.
Después se acercó a Blanquet y a Cantimplas y les dijo “Cuidado con este toro
que es peligroso”.
Bailaor huía de los capotes. José intento lancearlo inútilmente
y le dijo a su cuñado Ignacio Sánchez Mejías “ Este toro nos va a dar guerra
Ignacio”.
El toro mató cuatro caballos. Joselito advierte de nuevo al
Cuco y a Cantimplas. “Mucho ojo con este pájaro que es muy traicionero”.
De la suerte de varas había salido burriciego y apenas veía
de cerca. De vez en cuando el toro tenía arrancadas imprevistas y fulminantes.
Cuando José coge los trastos para torearlo le dice a su
hermano Fernando “Mala cara tiene ese ladrón”.
El toro estaba acunado en tablas y en la querencia de un
caballo muerto que en aquella época se quedaban en el ruedo hasta finalizar la
lidia. Jose ordena a El Cuco y Blanquet que lo saquen de allí, pero el toro
vuelve al caballo muerto. José entiende que solo él puede sacarlo.
Le mete la muleta por la cara y se da cuenta de que al toro,
que está casi ciego, hay que encelarlo con la voz.
Por fin consigue sacarlo del caballo y le da dos muletazos muy
buenos. Convencido Gallito de su poderío dice a su gente. “ Dejármelo que ya es mío” y sonriendo se
echa unos pasos atrás para liar bien la muleta.
En ese instante Bailaor como un rayo se le echo encima. Lo
enganchó por el muslo y lo lanzó al aire. Antes de que cayera, en el aire mismo,
lo volvió a coger y le metió el pitón en el vientre.
Dibujos de la muerte de Joselito |
El Cuco , Blanquet y Paco Botas lo llevan a la enfermería . José se sujeta los
intestinos que se salieron del cuerpo
mientras sollozaba ¡ A Mascarell! ¡Que llamen a Mascarell!
Los doctores Luque, Muñoz, Pajares y Ortega lucharon por
salvar la vida de Joselito. Inyectaron cafeína, suero, alcanfor. Media hora
duró la agonía. Entretanto Sanchez Mejías había pasaportado al sexto de la
tarde.
Cuando Sanchez Mejías entra en la enfermería Joselito estaba
expirando. El sacerdote de la ermita de la Virgen del Prado, Don Felipe Vázquez, le administró la
extremaunción. Murió a las siete y cinco
de la tarde.
Le quitaron del cuello las tres medallas que llevaba. Una de
la Macarena que estaba deformada por una cornada que en ella impactó en San Sebastián,
otra del Gran Poder y una tercera en la que llevaba una foto de su madre.
El parte facultativo decía así. “Durante la lidia del quinto
toro ha ingresado en esa enfermería el espada José Gómez Ortega con una herida
penetrante de 20 centímetros en la región inguinal derecha con salida del
epiplón, vejiga e intestinos. Gran schock traumático y probable hemorragia
interna: Otra herida en el tercio superior, parte externa del muslo derecho”.
Se ha dicho que la cabeza de Bailaor fue adquirida por
Ignacio Sánchez Mejías . Hay que desmentir ese punto. D Francisco Barrero era
un industrial madrileño que se dedicaba, entre otras cosas, a comprar la carne
de los toros de lidia. Había comprado previamente a la corrida toda la carne de
la misma al 50% con un socio llamado Antonio Moreno “Lagartijillo” que había sido matador
de toros.
Cabeza de Bailaor |
Don Francisco Barrero no pudo ir a Talavera, pero si mandó a
sus empleados Lorenzo y Antonio Huecas para descuartizar los toros. Lagartijillo
se ocupaba de las cuestiones logísticas.
Reportaje sobre la cabeza del toro "Bailaor" |
Cuando “Bailaor” es desenganchado de las mulillas, los
empleados todavía están descuartizando al anterior toro. Antes de comenzar el
despiece llega al matadero la triste noticia de la muerte de Joselito. Lorenzo
Huecas de acuerdo con “Lagartijillo” deciden cortar la cabeza del toro para
llevarla a Madrid y disecarla. La cabeza de “Bailaor” y los toros
descuartizados llegan esa misma noche a Madrid y se quedan en una cámara frigorífica
de la calle Arganzuela. Al día siguiente las carnes se ponen a la venta y la
cabeza es llevada al famoso taxidermista Severini.
La cabeza fue vendida por 5.000 pesetas a D. Vicente Fraile
en casa de Severini y ante el notario de Madrid Sr. Caravaca. La revista Mundo
Grafico en su número 454 de 14 de julio de 1920 recoge la foto de la venta.
Venta ante notario de la cabeza de Bailaor. |
D. Vicente Fraile se dedicó luego a exhibir la cabeza de
Bailaor por ferias y verbenas. Durante la Guerra Civil la cabeza desapareció y
actualmente está en paradero desconocido.
Se improvisó una capilla ardiente con unos hachones traídos de la cercana ermita de la Virgen del
Prado.
Al lado del lecho mortuorio estaba el traje de luces hecho
jirones de Joselito, sacado a grandes trozos por la urgencia de la situación.
Chaleco de Joselito que se conserva en el museo de Las Ventas |
Hombrera del traje de Joselito que se expone en el "Bar Málaga" de Sevilla |
Restos de la taleguilla del traje que están en el Museo Taurino de Valencia |
A las dos de la mañana llegó su hermano Rafael desde Madrid con el doctor Goyanes. El Gallo
no tuvo ánimos para poder entrar y ver a su hermano. Quiso tenerlo en el
recuerdo lleno de vida.
El cuerpo fue embalsamado por los doctores Fernández Sanguino y Muñoz Urra. Lo amortajaron con el traje de vestir que José llevó a Talavera. No dio tiempo a que llegase la túnica de nazareno de la hermandad de la Macarena como es tradición sevillana ser amortajado y como hubiera sido el deseo de Joselito.
Paco Botas, su mozo de espadas, tomó la coleta de Joselito,
que todavía la llevaba natural, y la trenzó con manos temblorosas, mientras las
lágrimas bajaban por su rostro. Luego pidió al picador Pedro Belmonte “Zurito
Chico” de la cuadrilla de Sánchez Mejías (que había sido cogido en el sexto sin
mayores consecuencias), que alzará la cabeza de Joselito, manteniendo tensado
el mechón de cabello. Entonces el picador “Farnesio” cortó la coleta con una
tijera del instrumental de la enfermería y se la entregó a Sánchez Mejías que
la besó y la llevo a su hermano Rafael que solo podía dar vueltas alrededor de
la plaza, preso de una fuete excitación. Ignacio y Rafael se abrazaron sin
decir palabra. Rafael tomó con las dos manos en bandeja la coleta de su
hermano, la besó en silencio llorando. Sus amigos a continuación se lo llevaron
para Madrid.
En una entrevista que Marino Gómez Santos hace a Rafael El Gallo en 1959 en su casa de la calle O,Donnell de Sevilla este le dice que de madrugada llegaron en un coche el rey Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia. El rey preguntó ¿ Victoria has traído el rosario?. La reina le contesto que si y el rey arrodillándose dijo. "Vamos a rezar". Al marcharse el rey le dio un abrazo a Rafael y le dijo. "Lástima de hombre el que hemos perdido Rafael".
A su vuelta a Madrid recibe multitud de telegramas de condolencia. Destacamos el recibido de Guerrita en el que se puede leer:
"impresionadísimo y con verdadero sentimiento te envío mi más sentido pésame. se acabaron los toros. Guerrita."
Telegrama de Guerrita a Rafael El Gallo. Fuente: Libro Dos temporadas y media |
En la enfermería de la plaza de Talavera quedó el cádaver de
Joselito “ con su triste sonrisa, yerta y eterna en su rostro petrificada” como
cantó en su Elegía Gerardo Diego.
Sánchez Mejías se acercó al cadáver, se apoyó en la almohada
y lo besó en la frente con un hondo dolor .
¡ Pobre José ¡
¿Pobrecito José ¡ ¡ Donde has venido a caer! ¡Qué fatalidad! ¡Qué fatalidad!
Ignacio Sánchez Mejías velando el cadáver de Joselito |
Los doctores Fernández Sanguino y Muñoz Urra tras realizar el embalsamamiento de Joselito |
Su cuadrilla lo velaba.
La cuadrilla de Joselito velando su cadáver |
Sanchez Mazas glosó aquel momento con estos versos
Cuatro blandones había
Y cuatro banderilleros
Llorando en la enfermería
a la flor de los toreros.
Cuatro blandones había.
Buenos dias muy bueno Don Manel
ResponderEliminarMagnífica crónica Manolo en el aniversario de la muerte del Maestro Joselito. Lástima que no tenga la difusión que se merece tu narrativa. Me ha encantado. Enhorabuena y mi más sinceras felicitaciones. Esperando la próxima. Un abrazo.
ResponderEliminarMagnífico, emocionante. Una crónica impactante. Muchas gracias!!!
ResponderEliminarManolo, magnífico artículo. Mucha gente como yo, se enterará de cosas que no se escuchan en los numerosisimos programas de radio y tv que están haciendo sobre el centenario.
ResponderEliminarBuenísimo, me ha encantado.
ResponderEliminarMagnífica crónica Amigo Manolo.!!
ResponderEliminarJoselito estaria orgulloso de tí.
Un fuerte abrazo.
Impresionante documento Manolo
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